La pequeña banca suiza agoniza



La lucha internacional contra la evasión de impuestos está asestando duros golpes a la banca suiza, un sector que mueve siete billones de francos y gestiona más de un tercio de los capitales privados internacionales offshore. Pero el último y más duro golpe ha llegado desde dentro. La decisión del Banco Nacional de Suiza (BNS) de abandonar el tope que impuso para impedir que el franco suizo se apreciara contra el euro ha abierto una hemorragia difícil de contener.

UBS Group AG, el primer banco suizo, ha advertido esta semana sobre el impacto del cambio de divisa y las tasas de interés negativas sobre la economía del país helvético y concretamente sobre su sistema financiero, lo que ha llevado sus acciones a hundirse más de un 3,4%, añadido al 12% generalizado que perdió la Bolsa de Zúrich tras el anuncio del BNS.

"El aumento del valor del franco suizo frente a otras monedas, especialmente el dólar estadounidense y el euro, y las tasas de interés negativas en la zona euro y Suiza ejercerán presión sobre nuestra rentabilidad y, si persisten, sobre algunos de nuestros niveles deseados de desempeño", ha reconocido el banco en un comunicado. Esta advertencia sobre beneficios llega después de que las ganancias cayeran secuencialmente en todas las unidades de la entidad excepto en su banca de inversión, que reportó una utilidad antes de impuestos de 367 millones de francos suizos (398 millones de dólares). Pese a que en su comunicado UBS mostraba un "sólido" comienzo de 2015 y prometía a los accionistas su mayor pago desde el inicio de la crisis, sus acciones no se recuperan.

La preocupación de analistas y banqueros procede del dramático giro realizado por el banco central suizo, que será extremadamente dañino para los bancos helvéticos y para los administradores de activos. Todos ellos tienen una alta proporción de sus costes en francos suizos pero reciben la mayoría de sus ingresos en otras monedas. La agencia de calificación de riesgos Moody's incluye en sus predicciones que Julius Baer, Zuercher Kantonalbank, Credit Suisse y UBS "serán los que más sufrirán" por los efectos de traducción de la moneda sobre sus bases de activos denominados en moneda extranjera. Y es evidente, además, que los bancos tienen mermada su capacidad de reacción por el proceso de recortes de trabajadores en el que ya estaban inmersos. Se enfrentan a la peor crisis de su historia y sus directivos sólo pueden poner parches.

Thomas de Saint-Seine, director ejecutivo de RAM, una administradora de riqueza con sede en Ginebra, reconoce que su grupo restringiría la contratación en Suiza y negociaría términos con sus proveedores de servicios para intentar mitigar las dificultades monetarias, pero que, aun así, la ganancia neta del grupo caerá entre un 15% y un 20% si la tasa de cambio extranjera sigue al mismo nivel. "Esto hará muy difícil nuestra supervivencia", admite Christian Hintermann, socio con sede en Zúrich de la consultora KPMG. "Los grandes bancos privados van a poder seguramente sobrellevar la situación. Los bancos más pequeños -con menos de 10.000 millones de francos (11.400 millones de dólares) en activos- son los que están en mayor peligro".

Los bancos más afectados por el nuevo sistema de tipo de cambio calculan que perderán entre el 10% y el 15% de sus ingresos por tarifas, según Hintermann. Si esto sucediese en un momento más relajado podrían intentar recuperar esos porcentajes en otras partidas de sus cuentas, pero el obstáculo aparece en un tramo especialmente pedregoso del camino. El sector está actualmente sometido a una gran presión por un cambio global de actitud hacia sus activos. Desde numerosos frentes se les exige una mayor transparencia tributaria y Estados Unidos amenaza con investigaciones a los bancos que tienen clientes estadounidenses que evaden impuestos, lo que está llevando a una pérdida lenta, pero segura, de clientes y depósitos. La decisión simultánea del BNS de reducir las tasas de interés a -0,75%, además, afectará a la rentabilidad de los bancos orientados a clientes domésticos, en particular St. Galler Kantonalbank, Berner Kantonalbank, Valiant Bank y Clientis, según Moody's. Burkhard Varnholt, gerente de inversiones de Julius Baer, reconoce que "el aumento en el precio del franco ha sido un golpe para todas las compañías cuyos costos son predominantemente suizos. Los inversionistas detestan la volatilidad y la incertidumbre, y esto es exactamente lo que ha sucedido" en las últimas dos semanas.

La única vía de adaptación parece ser un proceso más profundo de consolidación que permita mitigar la caída en las rentabilidades. Según un informe de KPGM, la tendencia surgió en 2014 con nueve acuerdos por 137.000 millones de dólares en activos bajo gestión, volumen cinco veces superior al registrado en 2013. Los grandes ya tienen un 78% de cuota de mercado y la Universidad de St. Gallen también cuenta con que el proceso continúe con nuevas fusiones o adquisiciones. Sólo los muy grandes sobrevivirán porque, en este contexto, no hay negocio para todos.

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